viernes, 28 de marzo de 2014

La Banalidad de The Guardian [of Judea]


Por Gilad Atzmon               17-Mar-14




El alguna vez respetado Guardian ha sido reducido en años recientes a un aburrido vocero sionista ―una Crónica Judía light para consumo de los gentiles. La semana pasada, el periódico lanzó un ataque sobre Martin Heidegger, el más influyente filósofo del siglo 20.
“Los ‘cuadernos negros’ de Heidegger revelan antisemitismo en el corazón de su filosofía” se lee en el titular del periódico. Pero ¿eso qué significa? ¿Heidegger fue realmente un odia-judíos? ¿Se opuso a la gente por ser étnica o racialmente judía o fue, en cambio, crítico de la política, la cultura, la ideología y el espíritu judíos?
De acuerdo al ‘progresista’ y británico Guardian, los recién publicados Cuadernos Negros revelan que Heidegger veía el ‘judaísmo mundial’ como el conductor de la “modernidad deshumanizante”.
No necesitamos decir que no necesitábamos una ‘nueva publicación’ para afirmar que esto era el punto de vista de Heidegger sobre la cultura y la política judías. El pensador alemán, como muchos de sus contemporáneos, veía a “Jerusalén” como una influencia intelectual, cultural y espiritual, asfixiante y corrompida, como opuesta a “Atenas”, que a sus ojos reflejaba el nacimiento del humanismo, el universalismo, la estética, la ética y el pluralismo.
Examinemos lo que convierte en antisemita a este prominente pensador a los ojos de The Guardian. “En tanto que se distanciaba de las teorías raciales perseguidas por los intelectuales nazis, Heidegger arguye que el Weltjudentum (“el judaísmo mundial”) es uno de los principales conductores de la modernidad occidental, que él veía con ojos críticos”.
Pero ¿no estamos autorizados a criticar la religión, la cultura o la ideología? ¿No se nos permite disentir de la modernidad o la tecnología y tratar de identificar sus raíces culturales e ideológicas? Por alguna razón, no puedo recordar a The Guardian criticando a Max Weber por sugerir que la ética protestante fue la fuerza conductora detrás del capitalismo. Suficientemente embarazoso, el mismoGuardian que de manera torpe y con descaro difama al más grande pensador continental, provee una plataforma para una larga lista de belicistas neoconservadores, tales como Nick Cohen, que constante e implacablemente critican a los denominados ‘islamo-fascistas’ ―un nombre en clave para la cultura política islámica. Supongo que para The Guardian of Judea, sólo la cultura, la religión y la ideología judías deben permanecer más allá de toda crítica.
El “judaísmo mundial”, escribe Heidegger en los cuadernos, “es incomprensible en todos lados y no necesita implicarse en acciones militares mientras continúa desplegando su influencia, considerando que se nos permite sacrificar la sangre de lo mejor de nuestro pueblo”. Pero ¿esta observación es antisemita? ¿Puede ser antisemita una honesta observación, o diremos una forma de ‘odio’, o debería ser más adecuadamente etiquetada como una verdad incómoda?
Heidegger era un patriota alemán. Como tal sabía muy bien que fue el liderazgo sionista y los banqueros alemanes judíos en USA quienes facilitaron la entrada de USA en la 1GM (a cambio en parte de la Declaración Balfour de 1917 que prometió un hogar nacional para los judíos en Palestina). A ese respecto, Heidegger, como sus contemporáneos, tuvo buenas razones para creer que Alemania había sido traicionada por la élite judía.
Cuando Heidegger publicó su monumental Ser y Tiempo (1927), ciertamente el texto filosófico más importante del siglo 20, la Escuela de Frankfurt, dominada por académicos judíos, ya había estado en operación por más de cuatro años, ganando terreno en su intento de subvertir la cultura alemana en nombre del comunismo. Como un nacionalista alemán, Heidegger tuvo más de una razón para oponerse a la cultura, la política y la ideología judías.
Heidegger era un filósofo como opuesto a un político o a un ‘activista’. Su comprensión del mundo estaba guiada por la búsqueda de una comprensión esencial y categórica. Para Heidegger no era lo ‘judío’ ni era su etnicidad lo que presentaba un peligro, era una ideología y una cultura que estaban listas para subvertir su Occidente ateniense y su sistema de valores tal como él lo veía. Tal enfoque no tiene nada qué ver con el odio racial.
Examinemos la declaración de Heidegger mencionada arriba respecto al ‘judaísmo mundial’, su ‘incomprensible’ impacto y su falta de disposición para el ‘sacrificio’. Básicamente Heidegger sugiere que  la élite judía está lanzando guerras mediante delegados. Al principio, esto puede sonar como una vil crítica de la cultura y el poder judíos dentro de la política. Pero una mirada más profunda a esta declaración revela que Heidegger era un agudo observador. Enfrentémoslo, Heidegger ciertamente no sabía  de la cábala de neoconservadores sionistas que empujaron a Gran Bretaña y a USA en una ilegal guerra en Iraq cinco décadas después de su muerte. Heidegger, muy definitivamente no sabía de los grupos judíos de cabildeo: AIPAC, LFI, CF, y el CRIF. Ciertamente no supo de Bernard Henri Levy o los escritores de la Jewish Chronicle como David Aaronovitch y Nick Cohen, que han estado abogando durante años por inmorales campañas sionistas de intervención. Además, como Heidegger predijo,  no muchos jóvenes judíos siguieron el sionificado y militante entusiasmo neoconservador y se apresuraron a unirse a las Fuerzas Especiales del ejército de USA o los Royal Marines. Heidegger de algún modo predijo que los judíos no estarían sobrerrepresentados en las listas de soldados británicos o estadounidenses fallecidos que surgieron de esta cadena de fútiles conflictos.
Cuando Heidegger escribe, “nosotros (los alemanes) somos dejados a sacrificar lo mejor de la sangre de nuestro pueblo”. Son las guerras sionistas delegadas  las que tiene en mente ―esas guerras sionistas que son luchadas por todos excepto los propios sionistas. Pero ¿cómo pudo el filósofo predecir el aparato político sionista de manera tan precisa? ¿Fue un profeta?
Filosofar es hurgar en la verdadera esencia. La misión del filósofo es una búsqueda del significado esencial, sea la belleza, el conocimiento, la ciencia, etc. Heidegger, el filósofo, veía en la cultura judía algo que la mayoría de los judíos fallan en ver en sí mismos u ocultan muy bien por una buena razón. Apenas es sorprendente que The Guardian,  que sistemáticamente ha fallado en confrontar al Lobby judío y su incansable promoción bélica, denunciara la gran mente que exactamente hizo una lista de las condiciones precisas en que tal belicosidad tiene lugar.
Trágicamente, aniquilar la inteligencia y el profundo espíritu crítico ha llegado a ser una obsesión de la Nueva Izquierda. Esto puede explicar el deterioro del discurso progresivo hacia un desierto intelectual. The Guardian, en su actual forma y bajo su actual liderato, tiene un papel principal en ese proceso.
“En otro pasaje”, continúa el Guardian, “el filósofo escribe que el pueblo judío, con su ‘talento para la planeación’, se oponía con tanta vehemencia a las teorías raciales nazis porque ellos mismos han vivido de acuerdo con el principio racial durante el mayor tiempo”.
Pero, ¿esto realmente es una mentira? No del todo. El filósofo alemán obviamente da directo en el clavo. Heidegger, que no aprobaba la doctrina racista nazi, apropiadamente notó que la supremacía racial nazi era, de hecho, Kosher por naturaleza.
Difícilmente es un secreto que la cultura judía es etno-céntrica e impulsada racialmente. Israel se define como el ‘Estado Judío’. Bastante más embarazoso es el hecho de que los oponentes judíos de Israel también siguen la misma metodología racialmente supremacista y, en la mayoría de los casos, operan dentro de células políticas ‘sólo para judíos’ (tales como JVP, IJAN, Grupo Socialista Judío, etc.).
Heidegger, estaba obviamente por delante de su tiempo observando la similitud entre el exclusivismo político judío y la ideología nazi. ¿Eso convierte a Heidegger en un antisemita? Todo lo contrario, ello reafirma que el filósofo alemán es un intemporal y precioso activo intelectual. Sin embargo, The Guardian no posee la más mínima integridad para admitir que Heidegger había dado precisamente en el blanco. En cambio, el periódico británico está desesperado (buscando) minar la obra del gran filósofo mediante la inepta y vaga asociación.
Etiquetando a Heidegger como antisemita The Guardian básicamente aconseja a sus lectores que no lean al más grande filósofo greco-alemán y que ciertamente no evalúen el contenido de sus escritos. Esta es la ‘Neohabla’ observada por Orwell, que minimiza el posible contenido del intercambio intelectual mediante la ‘corrección’ (política).
No es un secreto que el observador contemporáneo políticamente correcto se adhiere a la regla de que la verdad mejor sea inofensiva. Como tal, él o ella contribuyen a la supresión de la verdad y a la transformación del conocimiento en un sistema de ocultamiento selectivo. De manera interesante, fue Heidegger quien estuvo allí para voltear los reflectores hacia el ‘ocultamiento’ y el ‘olvido del Ser’, algo que el Guardian ha convertido en un arte.
Heidegger, el relator de la verdad, ha venido a representar todo lo que el jerosolimitano ‘Guardian [de Judea]’ quiere suprimir. Supongo que el tiempo está maduro para que The Guardiandespierte. Haría bien en recuperar su posición como The Guardian de la verdad más bien que The Guardian de Sión. Podríamos (entonces) tener un uso para un periódico izquierdista de calidad conducido por intereses verdaderamente humanistas y universales, en lugar de simplemente otro vocero sionista ignorante y banal.





jueves, 27 de marzo de 2014

Suárez: «La Banca me pidió que me retirase en favor del PRD»

Suárez: La Banca me pidió que me retirase en favor del PRD      
 ABC.    04/06/1986.  Página: 28. Páginas: 1. Párrafos: 14. 
28/ABC

Suárez: «La Banca me pidió que me retirase en favor del PRD»
Barcelona. Aqencias

Adolfo Suárez, presidente y candidato del CDS a la Presidencia del Gobierno, dijo ayer en Barcelona que
los banqueros le insinuaron que se retirara de estas elecciones en beneficio del PRD. En su primera
comparecencia pública en Cataluña, Suárez indicó que los banqueros le habían marginado en beneficio
del líder del Partido Reformista, Miguel Roca. Respecto a la encuesta aparecida recientemente en el diario
gubernamental, que otorga al CDS entre 15 y 19 diputados, explicó que «esto demuestra que los
banqueros son malos profesionales, porque no supieron hacer sus propias prospecciones antes de
conceder los créditos». Suárez criticó a la Banca española su «injerencia» en la vida nacional al pedir el
«"sí" en el pasado referéndum sobre la OTAN y discriminar a su antojo a los partidos políticos».
«Estas críticas hacia la Banca no significan que yo haya cambiado de actitud hacia ella, sino que ellos me
han enseñado lo que realmente son», especificó. El presidente del CDS consideró insuficientes las
afirmaciones del presidente del Gobierno, quien dijo que la Banca no había actuado con objetividad,
«porque el Gobierno —dijo— se ha lavado las manos en este aspecto y Felipe González no hizo nada por
evitarlo». Insistió en que su partido estaba realizando una campaña modesta y que no habían podido
entrar en las cuñas publicitarias de diarios y radio o en los carteles en la calle debido a falta de créditos.
Criticó qué la Banca hubiera obtenido 200.000 millones de beneficios el año pasado, «cuando el país está
en la bancarrota», subrayó. Adolfo Suárez resaltó que en el,caso hipotético de que los socialistas no
sacaran la mayoría absoluta, no pactaría con ningún grupo; sé mantendría en una «dura oposición» y
apoyaría aquellas iniciativas de Gobierno que estuvieran en el programa del CDS. Retó a Felipe González
a comparar los años de Gobierno de UCD con el de los socialistas, y dijo, al referirse a la petición de
González de la necesidad de sacar mayoría absoluta, que «él no sabe gobernar en minoría como lo hice
yo, es decir, con mayor protagonismo del Parlamento». Indicó que con un hipotético Gobierno suyo los
españoles serían más libres y que percibirían mejor los principios de igualdad, justicia y solidaridad.
El líder del Centro Democrático y Social señaló que él quería llegar a la Moncloa «como inquilino y no
como propietario, como otros desean estar», resaltó. Señaló que los socialistas en Andalucía no estaban
haciendo la reforma agraria, «porque todas sus iniciativas están siendo suspendidas por la autoridad
judicial»

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miércoles, 26 de marzo de 2014

De cuando los empresarios veían a Suárez como un “izquierdista falangista”

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Contaba hace algún tiempo el empresario Celso García, conocido por ser el fundador de unos grandes almacenes de la calle Serrano, una anécdota deliciosa. En una ocasión, al principio de la Transición, fue a visitar a Suárezal palacio de la Moncloa, y allí estuvo durante bastante tiempo esperando a que saliera de su despacho el presidente del Gobierno. Pasaban los minutos y seguía esperando. Hasta que en un momento vio que quien abandonaba la sala era el canciller alemán Willy Brandt. Unos segundos después, quien dejaba su despacho era Adolfo Suárez, que al ver al empresario le dijo:
– ¿Has visto quién ha salido?
– Sí,– respondió Celso García.
–Pues yo soy más socialdemócrata que él, –le espetó Suárez*.
Con estos antecedentes, no es de extrañar que los empresarios le pusieran la proa al presidente del Gobierno casi desde el primer día.
Y es que la estrategia de acoso y derribo contra Suárez tuvo varios frentes: la extrema derecha que buscaba la involución política; el terrorismo etarra con decenas de asesinatos cada año; su propio partido (con Herrero de Miñóncomo el jefe de los jóvenes turcos que querían asaltar el poder del sultán) o la durísima oposición parlamentaria que ejerció el PSOE. Pero también tuvo que resistir una presión mucho más sutil –aunque efectiva– que practicaron los empresarios de la CEOE contra el expresidente, a quien consideraban un “izquierdista”, como le llegó a calificar Max Mazín, el fundador de una de las patronales madrileñas en los albores de la democracia. Sin duda, porque la élite empresarial había apostado por Manuel Fraga como sucesor de ese cadáver político que por entonces era ya Arias Navarro.
Reunión en el restaurante Mariscal
Como se sabe, el elegido por el rey fue Suárez, pero ya unos días antes de su elección en la célebre terna ("Estoy en disposición de ofrecer al rey lo que me ha pedido", dijo Torcuato Fernández-Miranda tras incluir su nombre en la lista) un grupo de notables reunido en torno a la Agrupación Empresarial Independiente (AEI) se había reunido con Fraga en el restaurante Mariscal, de la calle Ayala, de Madrid. El grupo lo formaron diez empresarios (el propioMazínJosé MeliáCelso García o Eduardo Bueno), que a la vista de la voladura de los sindicatos verticales querían conectar con la derecha política, por entonces encarnada en la figura de Fraga.
Aquel encuentro se celebró el 21 de junio de 1976, días antes del nombramiento de Suárez, quien recibió el encargo de presidir el Gobierno el 3 de julio. Sólo dos días después, y ya con Suárez en la Moncloa, el interlocutor de los empresarios fue el exministro Silva Muñoz. Y, finalmente, unos días más tarde, la reunión fue con José María Gil Robles, el histórico jefe de la CEDA durante la Segunda República.
El perfil político de los interlocutores que tuvo en aquellos días uno de los antecedentes históricos de CEOE refleja la posición ideológica de algunos empresarios de aquellos días, entre los que se encontraba el incombustibleJosé Antonio Segurado. El empresario José Melía, incluso, llegó a quejarse en público de la actitud del ministro de Relaciones Sindicales de Suárez,Enrique de la Mata. Melía acusó al Gobierno de ser “tolerante con CCOO y UGT y excesivamente crítico con los empresarios”.
El hecho de que Suárez no fuera bien visto por élite de la patronal explica que desde Moncloa se favoreciera la implantación de la Confederación Empresarial Española (CEE) como representante de los empresarios ante la Organización Sindical. Y su líder no era otro que el marchante de arte Agustín Rodríguez Sahagún, pariente muy lejano de Adolfo Suárez pero que llegó al Gobierno de la mano de Fernando Abril-Martorell, con quien había negociado con anterioridad. Félix Mansilla, uno de los históricos líderes de la CEOE, llegó a decir del exalcalde de Madrid: “Todos pensábamos que Agustín era un infiltrado del Gobierno y la banca”.

Las malas relaciones con Ferrer
No lo era. Pero lo que era cierto es que las relaciones del Gobierno que salió de las elecciones del 15 de junio de 1977 con la recién constituida CEOE eran malas tirando a muy malas. Suárez nunca tragó a Ferrer Salat, y tampoco su sucesor, Leopoldo Calvo-Sotelo, quien en sus Memorias habla de él como un arribista, un pretencioso burgués catalán: “Su éxito grande animó en él una ambición política, y me atrevo a pensar que desde ella empezó a ver a los gobiernos de UCD como unos competidores a los que convenía batir y, por tanto, como unos adversarios”, escribió el expresidente del Gobierno, poco dado a excesos dialécticos.
Ferrer Salat no tenía mejor opinión de Suárez. En la CEOE decían que se expresaba con la retórica del “izquierdismo falangista”. En palabras del presidente de los empresarios, “la formación de Adolfo Suárez era falangista y él se consideraba a la izquierda del partido socialista”. Incluso se llegó a acusar de “cobardía moral” al gabinete porque se achicaba ante las presiones de los sindicatos y oposición marxista (el PSOE todavía no había abandonado sus señas de identidad clásicas). El empresario Max Mazín, en la misma línea, decía que “la política socialdemócrata del gobierno se debía al complejo falangista” (sic).
¿Y por qué tanta animadversión? En el memorial de agravios de la patronal se encontraba grabado a fuego un año: 1978, cuando entró en vigor el nuevo IRPF diseñado por el equipo económico de Suárez. A los responsables de Hacienda (Fuentes Quintana y Fernández Ordóñez) no se les ocurrió otra cosa que publicar la lista de los mayores contribuyentes. O acaudalados, como se prefiera. Y tras conocerse aquel listado (75 españoles declararon unas rentas superiores a 1.000 millones de pesetas), los empresarios pusieron el grito en el cielo.
No fue la única vez. En la CEOE cayó a plomo el hecho de que el primer gran discurso de Suárez estaba deshuesado de economía. Lo que le preocupaba a Suárez era la política y no tenía tiempo para resolver las cuitas de los empresarios. Lo que le ocupaba, por el contrario, eran los pactos sociales con los sindicatos y los partidos de izquierda con capacidad de movilizar la calle. Y eso que contaba con Abril-Martorell, el puente que le unió con los empresarios en ese lugar que llamaban jocosamente ‘la tasca’ (Jockey), donde se reunía el vicepresidente con Juan Manuel de Mingo y los que en realidad mandaban en el país.
*Secundino José Gutiérrez ÁlvarezLas organizaciones empresariales en la Transición. Fundación Ceim.

viernes, 9 de agosto de 2013

«Es difícil ser turco». Análisis de un libro soberanista eurasiatista




Tancrède Josseran

Miembro de la OTAN y candidato a la UE, Turquía tiene una corriente soberanista para la que marcha hacia Europa se percibe como una colonización que no se llama por su nombre. Tancrède Josseran presenta un clásico importante para conocer esta corriente turca. Es el libro de Suat Ilhan, Türk olmak zordur, (Es difícil ser Turco), ed. Alfa, Istanbul.

Desde finales de los años 80, una corriente soberanista (ulusalci) ha emergido en Turquía. La originalidad de este movimiento radica en su aparente superación de la división derecha-izquierda. Es el resultado de una convergencia de varias tradiciones políticas diferentes. Así, una parte de la izquierda kemalista se aproximó, a través de los círculos militares, de la derecha radical. Los autores de esta síntesis combinan el rechazo al imperialismo occidental con la afirmación de una identidad nacional y estatal fuerte. Hostil al proceso de adhesión a la Unión Europea, apoya la constitución de un eje continental eurasista con Moscú, rechaza la globalización liberal, esta corriente también apeló a los grandes cánones del kemalismo tradicional: rechazo de alianzas militares desiguales, énfasis en la idea de una vía particular en el mundo turco.
Suat Ilhan es ahora uno de los representantes más conocidos de este movimiento soberanista. En este libro en forma de manifiesto, S. Ilhan esboza un panorama de la historia de los turcos y los principales retos a los que se enfrentan.
Suat Ilhan (1925-), ex oficial superior del ejército turco, de la Academia militar y de la Escuela de artillería (el ejército de élite en Turquía) es uno de los maestros del pensamiento geopolítico turco contemporáneo. Entre 1995 y 2006, dirigió dentro de la Academia de Seguridad nacional (Milli Güvenlik Akademisi), la rama de geoestrategia. Como parte del ejército escéptico en cuanto al proceso de adhesión, S. Ilhan dijo no sin justicia que las orientaciones iniciales de la política turca han sido desviadas, que la pertenencia a la OTAN, la candidatura a la Unión Europea son pérdidas de soberanía y la negación del kemalismo original. Aunque rechazando el islam político, S. Ilhan enlaza en nombre de la continuidad nacional las raíces pre-islámicas de los turcos, el imperio otomano y la República. Toda la Historia turca es entendida como la de una "cultura nacional", cuyas tradiciones han perdurado a través de los tiempos para encontrar su cumplimiento último en el Estado kemalista. Para S. Ilhan, Turquía debe convertirse en un actor geopolítico de pleno derecho jugando su lugar central en la área cultural turquica y no ser más objeto de la manipulación de las potencias periféricas. La idea de un espacio geográfico de envergadura continental lleva a S. Ilhan a señalar el inevitable destino común entre la República de Turquía y sus epígonos de Asia Central.

El pueblo de la estepa
Al principio de la era cristiana, los antepasados de los turcos gradualmente descienden de los bosques siberianos y llegan a las estepas de Asia Central. Ellos expulsan o incorporan a las poblaciones indoeuropeas preexistentes. Esta fusión está en el origen de los caracteres específicos de la "raza" turca. Con el paso de la taiga a la estepa, los turcos pasan de la civilización de los cazadores-recolectores a la del caballo. Se mueven sin dificultad en las vastas extensiones del Altai y acosan continuamente a China. El centro de gravedad de este imperio está delimitado al norte por el lago Baikal, al sur por el desierto de Gobi. En medio corre un río, el Orkhon, auténtico islote de verdor perdido en la desolada inmensidad. En estos lugares se han encontrado inscripciones a finales del siglo XIX. Las mismas proclaman frente a los siglos la grandeza del pueblo turco y advierten sobre los peligros de la aculturación que acechan a la horda nómada. Textos fundacionales del nacionalismo turco moderno, son el hilo conductor del libro de Ilhan. Así, muchas olas de jinetes después de haber conquistado China encontraron subyugados por su conquista y finalmente absorbidos. En este sentido, el título del libro adquiere todo su significado. "Es difícil ser turco," es una advertencia [1]. Lo que amenaza al pueblo turco no es tanto la esclavitud, la derrota militar, sino el olvidar sus raíces, la pérdida de su más larga memoria.
Jinetes reputados, los turcos inventaron la silla de montar y son formidables arqueros. La distancia y la lejanía en el espacio de Asia Central evitan la creación de una fuerte entidad estatal. La primera condición para la supervivencia de un grupo organizado reside en el uso del caballo. En la historia turca la domesticación del caballo es capital [2]. Es la segunda cualidad más importante después de la función Guerrera. Suat Ilhan, resume:  "Nuestra cultura, desde los primeros milenios, proviene de la geografía de Asia Central y tomó la forma de una cultura de jinetes de la estepa" [3]. Esta característica hace que conservando una cultura única, los turcos fueran capaces de tomar préstamos de otras culturas. "Al final de las guerras nosotros impedimos la fusión de otras culturas en la nuestra, pero tomamos de otras culturas lo que nosotros estimamos más acorde con nuestras tradiciones" [4]. Hasta cierto punto, S. Ilhan piensa encontrar en la historia pre-islámica de los Turcos todo lo que va a traer más de 2 mil años más tarde la revolución kemalista:  la noción de igualdad entre los sexos, la idea de una sociedad orgánica rechazando el antagonismo de clases, las cualidades Guerreras inherentes a la "raza" turca. S. Ilhan remarca "debido a las amenazas que han influido en la historia turca, el soldado es un elemento esencial, sus cualidades son esenciales" [5].También hay algunas líneas geopolíticas. La particularidad de un estado enclavado en Asia Central que ha de hacer frente a los ataques procedentes de todos los lados. En las tablas del Orkhon, se puede leer: "la nación turca está amenazada por los cuatro puntos cardinales por sus enemigos." De "tales características son también igualmente encontradas en la Turquía moderna" según S. Ilhan. [6].
Suat Ilhan es miembro activo de la Alta Fundación Atatürk para cultura, la lengua y la historia (Atatürk Kültür, Dil ve Tarih Yüksek Kurumu - AKDTYK) que centraliza la vida cultural desde 1982. Ella es el origen de la síntesis turco-islámica, verdadera ideología de Estado introducida por el ejército tras la intervención militar de septiembre de 1980. Según la Fundación, el Estado tiene el deber de salvaguardar su identidad nacional, los dos pilares son la cultura de las estepas y los valores del Islam. En un contexto de fuertes tensiones internacionales y sociales, donde el terrorismo de derecha e izquierda se responden mutuamente, el ejército ve el Islam la fuerza capaz de estabilizar la sociedad y unificar la nación alrededor de un campo común [7]. La síntesis turco-islámica opera una fusión entre el pasado pre-islámico de los turcos y la fe de Mahoma. El Islam ha trascendido la cultura turca, que sin él habría degenerado; pero la turquidad ha salvado y propagado el Islam alrededor del mundo. Sin los turcos, el Islam habría sucumbido bajo los golpes de los cruzados en el siglo XI [8]. Es aquí que se refleja en los escritos de Ilhan, la idea del destino manifiesto. En cualquier tiempo los turcos estaban predestinados al Islam. La transición al monoteísmo habría hecho posible una forma de henoteísmo, la creencia en un Dios superior a todos los demás: "la historia de nuestra creencia de que es una predilección especial. Antes de la llegada de la creencia en un Dios único de las religiones universales, el chamanismo y su sistema de creencia psíquica dio la dirección, las costumbres turcas estaban destinadas a llevar a una creencia única. En las creencias turcas pre-existió la idea de un Dios unico o de una sola persona divina "[9]. En otras palabras, hubo un enfoque nacional de la religión entre los turcos que ha persistido en el Islam, a pesar de su esencia decididamente universalista. S. Ilhan continuó su razonamiento a una conclusión lógica: "cuando se decidió la transición a la religión universal, el Islam, la última revelación, la adopción fue hecha en menos de cien años...". Los turcos han recibido el cargo para representar y extender el Islam, de asegurar la defensa. "Desde hace nueve siglos, han prestado servicio al Islam» [10].

La revolución kemalista
Así como la República francesa nunca ha ocultado su afiliación con la tradición estatista y centralista de la monarquía, la República turca asume con el imperio otomano alguna continuidad. La revolución kemalista se inscribe para S. Ilhan en un esfuerzo por contemporanización (cagdas) del saber y el conocimiento. La situa en la trayectoria de las revoluciones francesas, inglesa y norteamericana que abrazan el Occidente del siglo XVII al siglo XVIII [11]. Con la cultura occidental, escribe S. Ilhan, el objetivo es lograr etapa tras etrapa, apropiarse de los logros de la modernidad, adoptar los cambios contemporáneos en mezcla con la cultura turca» [12]. Turquía es un país a caballo entre dos mundos. Por lo tanto es normal que los turcos, un pueblo nómada se apoderaren de lo que puede parecer útil para ellos en la cultura occidental. Sin embargo, es una cultura laica. La incorporación de elementos de la civilización occidental no contradice la esencia nacional del proyecto kemalista. Según lo observado por S. Ilhan,  " dos culturas religiosas no se producen y la cultura turca no es desnaturalizada" [13]. El gran error cometido en Europa es considerar Mustafa Kemal como un occidentaliste o un europeista prematuro. Toda su obra política atestigua lo contrario. Es en la lucha contra el imperialismo occidental con ocasión de la guerra de independencia en 1920 que sentó las bases del estado republicano. En ningún momento de su existencia Kemal ha utilizado el término occidentalización, pero siempre ha insistido en la contemporanisation. "Sin la guerra de la independencia, señala S. Ilhan, no hubiera podido ser un estado independiente y la modernización de la sociedad" [14].  En esta retórica antioccidental, S. Ilhan va aún más lejos y no dude en hacer la guerra de la independencia, la primera victoria del mundo musulmán en el siglo XX:   "el resultado victorioso de la guerra de liberación nacional, también ha beneficiado a los países musulmanes con el Islam..." Es el momento crucial de la lucha entre Occidente y Oriente, Islam y cristianismo "[15].

¿Un Islam galicano?

Por lo tanto, ¿cómo S. Ilhan logra integrar el mayor logro de la revolución kemalista, es decir, el laicismo? El autor reconoce que esta es una pregunta difícil. Durante siglos, la cultura turca está formada en contacto con el Islam. "Las bases del pensamiento se basan en el Islam; creencias, historia, costumbres, moral, derecho, folclore, moralidad, ciencia... El Islam es el elemento principal que colora la cultura "[16]. Por lo tanto, para S. Ilhan, era impensable que el nuevo estado se cierre del día a la mañana a la herencia islámica. Si se cortara se debe permitir liberar la política de la religión mediante la colocación de la mezquita bajo el estricto control de la República. En realidad, en cambio asiste a la creación de un laicismo concordatorio por no decir un "Islam galicano"... El Islam ya "no es la ideología oficial de la República, es el sistema de creencia de la mayoría de los ciudadanos turcos" [17]. El Ministerio de asuntos religiosos, el Dinayet, es la piedra angular de este sistema que permite tanto afirmar la separación de lo espiritual y lo temporal, mientras se mantiene la presencia de un Islam científico y nacional en el corazón de la sociedad. Las cofradías religiosas no tienen que intervenir en la gestión del culto bajo pena de causar anarquía. El artículo 1 del Dinayet, estipula como el Ministerio de asuntos religiosos tiene por objeto el buen funcionamiento de los servicios relacionados con la creencia islámica. "Se maneja la religión y culto de una manera informada" [18]. El Dinayet toma en cuenta la historia turca y las exigencias de la laicidad. Con razón Suat Ilhan recuerda que esta práctica de separación de lo temporal y lo espiritual no es una novedad entre los turcos y existió allí desde los otomanos un derecho laico independiente de la Sharia. Además, cuando los turcos procedentes de Asia Central hacen su entrada en Bagdad en 1058, su líder, Tughril Beg fue galardonado por el califa abbasí, con el título de Sultán. El Califa, comendador de los creyentes, se despoja de sus prerrogativas políticas y las confia al sultán y se concentra en sus enseñanzas espirituales [19]. Ataturk hizo lo mismo cuando cortó el vínculo de soberanía  que ata el Estado al califato, antes de eliminar permanentemente el título de Califa en 1924.

Un Estado pivote

La conciencia de pertenecer a un área geográfica de talla continental conduce a S. Ilhan a la cuestión del panturanismo. Turquía está en la confluencia de tres continentes (Asia, Europa y África). Controla las rutas Norte-sur y Este-oeste [20]. El mundo turco, en su apogeo, va de los confines del río Indo a el borde del Nilo, desde el Adriático a la gran muralla China. El Taj Mahal en India, el puente de Mostar en el Neretva, la mezquita de Tolun en el Cairo son «restos» de esta grandeza pasada [21].

En la época moderna, el control de la cuenca occidental del mar Egeo y del Golfo Pérsico fue la clave de la posición de la Sublime Puerta como un poder independiente y global. El Imperio otomano, en su lucha contra el mundo occidental funcionó de la manera de una "cortina protectora para el mundo musulmán". Impidió la marcha de las "potencias imperialistas" hacia África, y Asia. Con el final del Imperio otomano, es el conjunto del mundo musulmán que encontró él mismo "rodeado" [22]. Hoy, según S. Ilhan, encontramos en la República kemalista, las mismas constantes como en la época otomana: "la geografía de Turquía también explica mejor los peligros que la amenazan que los activos que posee" [23]. Debido a estas ventajas y su ubicación estratégica, Turquía y el mundo Turco siguen siendo un espacio codiciado. También, para S. Ilhan, los desafíos que enfrenta Ankara son cuatro:
·          "El choque de civilizaciones": trae la idea de un choque de civilizaciones a la de la guerra religiosa, porque "la religión es el núcleo esencial de toda cultura. Debido a su dinamismo, el poder de su ejército, de su peso en el mundo musulmán, Turquía es "un objetivo" [24].
·         "El mundialismo": S. Ilhan señala como otro gran peligro la globalización a marchas forzadas. El mundialismo está trabajando para borrar los Estados-nación porque los considera como "una forma anticuada". El proyecto globalista está en contradicción fundamental con la obra de Mustafa Kemal. "Atatürk fundó un Estado-nación; la República de Turquía es un estado soberano, independiente, fue construido de esta manera. Sin embargo, el mundialismo occidental apunta por objetivo a Atatürk y el Estado-nación. El globalismo se inscribe en un entorno neo-imperialista con el Banco Mundial, el FMI y la OMC "[25].
·         'La Unión europea': opuesto a cualquier abandono de soberanía, S. Ilhan es por lo tanto lógicamente hostil al proceso de adhesión. Tal proceso sólo puede llevar a transformar Turquía "en un estado vasallo". La marcha hacia Europa se percibe como una colonización que no dice su nombre. Las medidas de armonización son asimiladas a un régimen de capitulaciones. Como en la época de la caída del Imperio otomano, Turquía se ve obligada a bajar sus barreras aduaneras, acordar darle aún más amplios derechos a sus minorías. Peor aún, la entrada en Europa de Bruselas suena la sentencia de muerte de la identidad turca. Para S. Ilhan: "Hemos estado luchando 500 años con Europa, y queremos integrarnos en tal sociedad. La revolución turca es original... Tenemos en la memoria el ejemplo de los turcos Tabgac, que ellos mismos se diluyeron en China "[26].
·         «El petróleo»: Turquía no tiene recursos petróleros, pero debido a su situación geográfica es colector energetico [27]. Su ubicación entre la zona de producción y zonas de consumo atiza las tensiones. Los Estados Unidos, en su afán de controlar los recursos de hidrocarburos del mundo, quiere evitar que Irán o Rusia puedan controlar las rutas de aprovisionamiento energético de Asia Central (10% de los recursos mundiales de petróleo y gas). La ruta del gasoducto permitiendo la apertura del petróleo de Bakú vía Turquía demuestra el deseo de evitar el espacio aéreo ruso. El Bakú - Tiflis - Ceyhan (BTC) exporta a través de Georgia hasta el Mediterráneo la producción de gas y de hidrocarburos de Azerbaiyán. Además, el proyecto Nabucco planea extender estas bombas energéticas a través del mar Caspio enlazando con Turkmenistán.

El dilema del mundo turco es que está incrustado entre la potencia emergente China, Rusia potencia renaciente y sujeta a los apetitos estadounidenses.. A partir del final de la Guerra fría (1990), los Estados Unidos son la única potencia hegemónica. Por lo tanto, su política tiene como objetivo "evitar la aparición de otra potencia mundial capaz de competir. Lo que puede suceder en Eurasia. El mundo Turco debido a su posicionamiento entre Rusia, China, India, se convierte en un problema "[28]. Este proyecto geopolítico de gran amplitud viene acompañado igualmente de un componente ideológico. Las revoluciones de colores que han afectado a las repúblicas de Asia central son la parte sumergida: "Ellos traen la fragmentación extendiendo la democracia, así Occidente entra y puede tomar más fácilmente el control de la política, la cultura, la economía "[29].

Favorable a una reorientación eurasiatista
S. Ilhan estima que Ankara debe reorientar su política en un sentido eurasiatista. Defiende una opción continental radical. Demasiado tiempo, Turquía sufrió las repercusiones de las manipulaciones periféricas de los Estados Unidos. Este oleaje incesante le ha impido afirmar su propia especificidad y separado de su entorno geopolítico natural. S. Ilhan estima que Turquía no tiene que casarse con los diseños de Estados Unidos en su política de neo-contención contra Rusia y China. Por el contrario, Turquía, Estado pivote, debe desarrollar una política exterior independiente. S. Ilhan es favorece a un acercamiento pragmático con Moscú. Actuaría como un contrapeso a Washington y al mismo tiempo limitaría la influencia de Pekín en la región [30]. S. Ilhan se refiere a el Eurasiatismo. Esta corriente intelectual antigua apela a la unión de la estepa y el bosque, de los turcos y los eslavos. En el siglo XX, el historiador soviético Lev Gumilev había sintetizado estos datos en una obra fundamental, Etnogénesis y Biosfera. Una nueva política establecida en la encrucijada de dos civilizaciones continentales reconstituiria el imperio de Genghis Khan. En el cruce de las rutas energéticas, Turquía sería capaz de desempeñar un papel decisivo en el escenario mundial y ya no sería rehén del capricho de la talasocracia anglosajona. La corriente eurasiatista turca (Avrasyacilik) se divide en dos ramas. La primera en la órbita de Alexander Duguin defiende una fuerte alianza con Moscú (Dogu Perinçek). La segunda considera que sin excluir un acercamiento con Rusia o China, el centro de gravedad de la futura Eurasia sigue siendo el Turquestán (Umit Ozdag, Suat Ilhan).

Los círculos militares son muy receptivos a estas tesis. El ex Secretario General del Consejo Nacional de seguridad, general Tuncer Kilinç, ha defendido públicamente la idea de una salida de la OTAN y el abandono del proceso de adhesión a la Unión Europea para un acercamiento con Irán y Rusia [31].
Con el fin de la Unión Soviética, Turquía trató de reafirmar su papel como líder del mundo turquico del Egeo a China. Sin embargo, concede S. Ilhan, estas aspiraciones no se concretaron. En la década de 1990 se han perdido muchas oportunidades. Pero la esencia no está ahí. El Turan es más que un proyecto, es un sueño. Es el punto de referencia de un inconsciente colectivo en búsqueda de grandeza. Las palabras trazadas sobre las estelas del Orkhon quizás continúan susurrando al viento en la inmensidad de la estepa: ' Príncipes turcos, nación turca, oíd esto! Cómo la nación turca fue montada, cómo el imperio fue dirigido, yo lo he registrado aquí. Grabé en la piedra eterna todas estas palabras. Leed y aprended. Nación turca de hoy, príncipes turcos, vais a cometer de nuevo los errores... "[32].

NOTAS:
Tancrède Josseran es especialista en Turquía, autor de "El nuevo poder turco... adiós a Moustafa Kemal», París, ed. elipses, 2010. Dirige el Observatorio del mundo turco y de las relaciones euro-turcas para la Lettre Sentinel Analyses et Solutions.
[1] Suat Ilhan, Türk olmak zordur, (Es difícil ser Turco), Alfa, Istanbul, 2009.

[2] Ibid.p.610.
[3] Ibid.p.13-14.
[4] Idem.
[5] Ibid.p.610.
[6] Idem.
[7] Etienne Copeaux, Espace et temps de la nation turque, CNRS Editions, Paris 2000.
[8] Op.cit. (1).p.556.
[9] Ibid.p.16.
[10] Idem.
[11] Ibid.p.674-688.
[12] Ibid.p.673.
[13] Ibid.p.714.
[14] Ibid.p.693.
[15] Ibid.p.708.
[16] Ibid.p.726.
[17] Ibid.p.728.
[18] Ibid.p.727.
[19] Ibid.p.729.
[20] Ibid.p.605.
[21] Ibid.p.632.
[22] Ibid.p.556.
[23] Ibid.p.602.
[24] Ibid.p.18-19.
[25] Ibid.p.19-20.
[26] Ibid.p.20.
[27] Idem.
[28] Ibid.p.638.
[29] Ibid.p.640.
30] Ibid.p.641.
[31] Hürriyet, 8 de marzo de 2002, " AB disinda, rusya ve Iran’la yeni arayasi girilmeli ", (fuera de la UE, debe emprender un nuevo enfoque con la Rusia y el Irán).
[32] Op.cit.. (7) p.168.


Traducción a cargo de Desde Canarias hasta Vladivostok

"Es difícil ser turco». Análisis de un libro soberanista eurasiatista




Tancrède Josseran

Miembro de la OTAN y candidato a la UE, Turquía tiene una corriente soberanista para la que marcha hacia Europa se percibe como una colonización que no se llama por su nombre. Tancrède Josseran presenta un clásico importante para conocer esta corriente turca. Es el libro de Suat Ilhan, Türk olmak zordur, (Es difícil ser Turco), ed. Alfa, Istanbul.

Desde finales de los años 80, una corriente soberanista (ulusalci) ha emergido en Turquía. La originalidad de este movimiento radica en su aparente superación de la división derecha-izquierda. Es el resultado de una convergencia de varias tradiciones políticas diferentes. Así, una parte de la izquierda kemalista se aproximó, a través de los círculos militares, de la derecha radical. Los autores de esta síntesis combinan el rechazo al imperialismo occidental con la afirmación de una identidad nacional y estatal fuerte. Hostil al proceso de adhesión a la Unión Europea, apoya la constitución de un eje continental eurasista con Moscú, rechaza la globalización liberal, esta corriente también apeló a los grandes cánones del kemalismo tradicional: rechazo de alianzas militares desiguales, énfasis en la idea de una vía particular en el mundo turco.
Suat Ilhan es ahora uno de los representantes más conocidos de este movimiento soberanista. En este libro en forma de manifiesto, S. Ilhan esboza un panorama de la historia de los turcos y los principales retos a los que se enfrentan.
Suat Ilhan (1925-), ex oficial superior del ejército turco, de la Academia militar y de la Escuela de artillería (el ejército de élite en Turquía) es uno de los maestros del pensamiento geopolítico turco contemporáneo. Entre 1995 y 2006, dirigió dentro de la Academia de Seguridad nacional (Milli Güvenlik Akademisi), la rama de geoestrategia. Como parte del ejército escéptico en cuanto al proceso de adhesión, S. Ilhan dijo no sin justicia que las orientaciones iniciales de la política turca han sido desviadas, que la pertenencia a la OTAN, la candidatura a la Unión Europea son pérdidas de soberanía y la negación del kemalismo original. Aunque rechazando el islam político, S. Ilhan enlaza en nombre de la continuidad nacional las raíces pre-islámicas de los turcos, el imperio otomano y la República. Toda la Historia turca es entendida como la de una "cultura nacional", cuyas tradiciones han perdurado a través de los tiempos para encontrar su cumplimiento último en el Estado kemalista. Para S. Ilhan, Turquía debe convertirse en un actor geopolítico de pleno derecho jugando su lugar central en la área cultural turquica y no ser más objeto de la manipulación de las potencias periféricas. La idea de un espacio geográfico de envergadura continental lleva a S. Ilhan a señalar el inevitable destino común entre la República de Turquía y sus epígonos de Asia Central.

El pueblo de la estepa
Al principio de la era cristiana, los antepasados de los turcos gradualmente descienden de los bosques siberianos y llegan a las estepas de Asia Central. Ellos expulsan o incorporan a las poblaciones indoeuropeas preexistentes. Esta fusión está en el origen de los caracteres específicos de la "raza" turca. Con el paso de la taiga a la estepa, los turcos pasan de la civilización de los cazadores-recolectores a la del caballo. Se mueven sin dificultad en las vastas extensiones del Altai y acosan continuamente a China. El centro de gravedad de este imperio está delimitado al norte por el lago Baikal, al sur por el desierto de Gobi. En medio corre un río, el Orkhon, auténtico islote de verdor perdido en la desolada inmensidad. En estos lugares se han encontrado inscripciones a finales del siglo XIX. Las mismas proclaman frente a los siglos la grandeza del pueblo turco y advierten sobre los peligros de la aculturación que acechan a la horda nómada. Textos fundacionales del nacionalismo turco moderno, son el hilo conductor del libro de Ilhan. Así, muchas olas de jinetes después de haber conquistado China encontraron subyugados por su conquista y finalmente absorbidos. En este sentido, el título del libro adquiere todo su significado. "Es difícil ser turco," es una advertencia [1]. Lo que amenaza al pueblo turco no es tanto la esclavitud, la derrota militar, sino el olvidar sus raíces, la pérdida de su más larga memoria.
Jinetes reputados, los turcos inventaron la silla de montar y son formidables arqueros. La distancia y la lejanía en el espacio de Asia Central evitan la creación de una fuerte entidad estatal. La primera condición para la supervivencia de un grupo organizado reside en el uso del caballo. En la historia turca la domesticación del caballo es capital [2]. Es la segunda cualidad más importante después de la función Guerrera. Suat Ilhan, resume:  "Nuestra cultura, desde los primeros milenios, proviene de la geografía de Asia Central y tomó la forma de una cultura de jinetes de la estepa" [3]. Esta característica hace que conservando una cultura única, los turcos fueran capaces de tomar préstamos de otras culturas. "Al final de las guerras nosotros impedimos la fusión de otras culturas en la nuestra, pero tomamos de otras culturas lo que nosotros estimamos más acorde con nuestras tradiciones" [4]. Hasta cierto punto, S. Ilhan piensa encontrar en la historia pre-islámica de los Turcos todo lo que va a traer más de 2 mil años más tarde la revolución kemalista:  la noción de igualdad entre los sexos, la idea de una sociedad orgánica rechazando el antagonismo de clases, las cualidades Guerreras inherentes a la "raza" turca. S. Ilhan remarca "debido a las amenazas que han influido en la historia turca, el soldado es un elemento esencial, sus cualidades son esenciales" [5].También hay algunas líneas geopolíticas. La particularidad de un estado enclavado en Asia Central que ha de hacer frente a los ataques procedentes de todos los lados. En las tablas del Orkhon, se puede leer: "la nación turca está amenazada por los cuatro puntos cardinales por sus enemigos." De "tales características son también igualmente encontradas en la Turquía moderna" según S. Ilhan. [6].
Suat Ilhan es miembro activo de la Alta Fundación Atatürk para cultura, la lengua y la historia (Atatürk Kültür, Dil ve Tarih Yüksek Kurumu - AKDTYK) que centraliza la vida cultural desde 1982. Ella es el origen de la síntesis turco-islámica, verdadera ideología de Estado introducida por el ejército tras la intervención militar de septiembre de 1980. Según la Fundación, el Estado tiene el deber de salvaguardar su identidad nacional, los dos pilares son la cultura de las estepas y los valores del Islam. En un contexto de fuertes tensiones internacionales y sociales, donde el terrorismo de derecha e izquierda se responden mutuamente, el ejército ve el Islam la fuerza capaz de estabilizar la sociedad y unificar la nación alrededor de un campo común [7]. La síntesis turco-islámica opera una fusión entre el pasado pre-islámico de los turcos y la fe de Mahoma. El Islam ha trascendido la cultura turca, que sin él habría degenerado; pero la turquidad ha salvado y propagado el Islam alrededor del mundo. Sin los turcos, el Islam habría sucumbido bajo los golpes de los cruzados en el siglo XI [8]. Es aquí que se refleja en los escritos de Ilhan, la idea del destino manifiesto. En cualquier tiempo los turcos estaban predestinados al Islam. La transición al monoteísmo habría hecho posible una forma de henoteísmo, la creencia en un Dios superior a todos los demás: "la historia de nuestra creencia de que es una predilección especial. Antes de la llegada de la creencia en un Dios único de las religiones universales, el chamanismo y su sistema de creencia psíquica dio la dirección, las costumbres turcas estaban destinadas a llevar a una creencia única. En las creencias turcas pre-existió la idea de un Dios unico o de una sola persona divina "[9]. En otras palabras, hubo un enfoque nacional de la religión entre los turcos que ha persistido en el Islam, a pesar de su esencia decididamente universalista. S. Ilhan continuó su razonamiento a una conclusión lógica: "cuando se decidió la transición a la religión universal, el Islam, la última revelación, la adopción fue hecha en menos de cien años...". Los turcos han recibido el cargo para representar y extender el Islam, de asegurar la defensa. "Desde hace nueve siglos, han prestado servicio al Islam» [10].

La revolución kemalista
Así como la República francesa nunca ha ocultado su afiliación con la tradición estatista y centralista de la monarquía, la República turca asume con el imperio otomano alguna continuidad. La revolución kemalista se inscribe para S. Ilhan en un esfuerzo por contemporanización (cagdas) del saber y el conocimiento. La situa en la trayectoria de las revoluciones francesas, inglesa y norteamericana que abrazan el Occidente del siglo XVII al siglo XVIII [11]. Con la cultura occidental, escribe S. Ilhan, el objetivo es lograr etapa tras etrapa, apropiarse de los logros de la modernidad, adoptar los cambios contemporáneos en mezcla con la cultura turca» [12]. Turquía es un país a caballo entre dos mundos. Por lo tanto es normal que los turcos, un pueblo nómada se apoderaren de lo que puede parecer útil para ellos en la cultura occidental. Sin embargo, es una cultura laica. La incorporación de elementos de la civilización occidental no contradice la esencia nacional del proyecto kemalista. Según lo observado por S. Ilhan,  " dos culturas religiosas no se producen y la cultura turca no es desnaturalizada" [13]. El gran error cometido en Europa es considerar Mustafa Kemal como un occidentaliste o un europeista prematuro. Toda su obra política atestigua lo contrario. Es en la lucha contra el imperialismo occidental con ocasión de la guerra de independencia en 1920 que sentó las bases del estado republicano. En ningún momento de su existencia Kemal ha utilizado el término occidentalización, pero siempre ha insistido en la contemporanisation. "Sin la guerra de la independencia, señala S. Ilhan, no hubiera podido ser un estado independiente y la modernización de la sociedad" [14].  En esta retórica antioccidental, S. Ilhan va aún más lejos y no dude en hacer la guerra de la independencia, la primera victoria del mundo musulmán en el siglo XX:   "el resultado victorioso de la guerra de liberación nacional, también ha beneficiado a los países musulmanes con el Islam..." Es el momento crucial de la lucha entre Occidente y Oriente, Islam y cristianismo "[15].

¿Un Islam galicano?

Por lo tanto, ¿cómo S. Ilhan logra integrar el mayor logro de la revolución kemalista, es decir, el laicismo? El autor reconoce que esta es una pregunta difícil. Durante siglos, la cultura turca está formada en contacto con el Islam. "Las bases del pensamiento se basan en el Islam; creencias, historia, costumbres, moral, derecho, folclore, moralidad, ciencia... El Islam es el elemento principal que colora la cultura "[16]. Por lo tanto, para S. Ilhan, era impensable que el nuevo estado se cierre del día a la mañana a la herencia islámica. Si se cortara se debe permitir liberar la política de la religión mediante la colocación de la mezquita bajo el estricto control de la República. En realidad, en cambio asiste a la creación de un laicismo concordatorio por no decir un "Islam galicano"... El Islam ya "no es la ideología oficial de la República, es el sistema de creencia de la mayoría de los ciudadanos turcos" [17]. El Ministerio de asuntos religiosos, el Dinayet, es la piedra angular de este sistema que permite tanto afirmar la separación de lo espiritual y lo temporal, mientras se mantiene la presencia de un Islam científico y nacional en el corazón de la sociedad. Las cofradías religiosas no tienen que intervenir en la gestión del culto bajo pena de causar anarquía. El artículo 1 del Dinayet, estipula como el Ministerio de asuntos religiosos tiene por objeto el buen funcionamiento de los servicios relacionados con la creencia islámica. "Se maneja la religión y culto de una manera informada" [18]. El Dinayet toma en cuenta la historia turca y las exigencias de la laicidad. Con razón Suat Ilhan recuerda que esta práctica de separación de lo temporal y lo espiritual no es una novedad entre los turcos y existió allí desde los otomanos un derecho laico independiente de la Sharia. Además, cuando los turcos procedentes de Asia Central hacen su entrada en Bagdad en 1058, su líder, Tughril Beg fue galardonado por el califa abbasí, con el título de Sultán. El Califa, comendador de los creyentes, se despoja de sus prerrogativas políticas y las confia al sultán y se concentra en sus enseñanzas espirituales [19]. Ataturk hizo lo mismo cuando cortó el vínculo de soberanía  que ata el Estado al califato, antes de eliminar permanentemente el título de Califa en 1924.

Un Estado pivote

La conciencia de pertenecer a un área geográfica de talla continental conduce a S. Ilhan a la cuestión del panturanismo. Turquía está en la confluencia de tres continentes (Asia, Europa y África). Controla las rutas Norte-sur y Este-oeste [20]. El mundo turco, en su apogeo, va de los confines del río Indo a el borde del Nilo, desde el Adriático a la gran muralla China. El Taj Mahal en India, el puente de Mostar en el Neretva, la mezquita de Tolun en el Cairo son «restos» de esta grandeza pasada [21].

En la época moderna, el control de la cuenca occidental del mar Egeo y del Golfo Pérsico fue la clave de la posición de la Sublime Puerta como un poder independiente y global. El Imperio otomano, en su lucha contra el mundo occidental funcionó de la manera de una "cortina protectora para el mundo musulmán". Impidió la marcha de las "potencias imperialistas" hacia África, y Asia. Con el final del Imperio otomano, es el conjunto del mundo musulmán que encontró él mismo "rodeado" [22]. Hoy, según S. Ilhan, encontramos en la República kemalista, las mismas constantes como en la época otomana: "la geografía de Turquía también explica mejor los peligros que la amenazan que los activos que posee" [23]. Debido a estas ventajas y su ubicación estratégica, Turquía y el mundo Turco siguen siendo un espacio codiciado. También, para S. Ilhan, los desafíos que enfrenta Ankara son cuatro:
·          "El choque de civilizaciones": trae la idea de un choque de civilizaciones a la de la guerra religiosa, porque "la religión es el núcleo esencial de toda cultura. Debido a su dinamismo, el poder de su ejército, de su peso en el mundo musulmán, Turquía es "un objetivo" [24].
·         "El mundialismo": S. Ilhan señala como otro gran peligro la globalización a marchas forzadas. El mundialismo está trabajando para borrar los Estados-nación porque los considera como "una forma anticuada". El proyecto globalista está en contradicción fundamental con la obra de Mustafa Kemal. "Atatürk fundó un Estado-nación; la República de Turquía es un estado soberano, independiente, fue construido de esta manera. Sin embargo, el mundialismo occidental apunta por objetivo a Atatürk y el Estado-nación. El globalismo se inscribe en un entorno neo-imperialista con el Banco Mundial, el FMI y la OMC "[25].
·         'La Unión europea': opuesto a cualquier abandono de soberanía, S. Ilhan es por lo tanto lógicamente hostil al proceso de adhesión. Tal proceso sólo puede llevar a transformar Turquía "en un estado vasallo". La marcha hacia Europa se percibe como una colonización que no dice su nombre. Las medidas de armonización son asimiladas a un régimen de capitulaciones. Como en la época de la caída del Imperio otomano, Turquía se ve obligada a bajar sus barreras aduaneras, acordar darle aún más amplios derechos a sus minorías. Peor aún, la entrada en Europa de Bruselas suena la sentencia de muerte de la identidad turca. Para S. Ilhan: "Hemos estado luchando 500 años con Europa, y queremos integrarnos en tal sociedad. La revolución turca es original... Tenemos en la memoria el ejemplo de los turcos Tabgac, que ellos mismos se diluyeron en China "[26].
·         «El petróleo»: Turquía no tiene recursos petróleros, pero debido a su situación geográfica es colector energetico [27]. Su ubicación entre la zona de producción y zonas de consumo atiza las tensiones. Los Estados Unidos, en su afán de controlar los recursos de hidrocarburos del mundo, quiere evitar que Irán o Rusia puedan controlar las rutas de aprovisionamiento energético de Asia Central (10% de los recursos mundiales de petróleo y gas). La ruta del gasoducto permitiendo la apertura del petróleo de Bakú vía Turquía demuestra el deseo de evitar el espacio aéreo ruso. El Bakú - Tiflis - Ceyhan (BTC) exporta a través de Georgia hasta el Mediterráneo la producción de gas y de hidrocarburos de Azerbaiyán. Además, el proyecto Nabucco planea extender estas bombas energéticas a través del mar Caspio enlazando con Turkmenistán.

El dilema del mundo turco es que está incrustado entre la potencia emergente China, Rusia potencia renaciente y sujeta a los apetitos estadounidenses.. A partir del final de la Guerra fría (1990), los Estados Unidos son la única potencia hegemónica. Por lo tanto, su política tiene como objetivo "evitar la aparición de otra potencia mundial capaz de competir. Lo que puede suceder en Eurasia. El mundo Turco debido a su posicionamiento entre Rusia, China, India, se convierte en un problema "[28]. Este proyecto geopolítico de gran amplitud viene acompañado igualmente de un componente ideológico. Las revoluciones de colores que han afectado a las repúblicas de Asia central son la parte sumergida: "Ellos traen la fragmentación extendiendo la democracia, así Occidente entra y puede tomar más fácilmente el control de la política, la cultura, la economía "[29].

Favorable a una reorientación eurasiatista
S. Ilhan estima que Ankara debe reorientar su política en un sentido eurasiatista. Defiende una opción continental radical. Demasiado tiempo, Turquía sufrió las repercusiones de las manipulaciones periféricas de los Estados Unidos. Este oleaje incesante le ha impido afirmar su propia especificidad y separado de su entorno geopolítico natural. S. Ilhan estima que Turquía no tiene que casarse con los diseños de Estados Unidos en su política de neo-contención contra Rusia y China. Por el contrario, Turquía, Estado pivote, debe desarrollar una política exterior independiente. S. Ilhan es favorece a un acercamiento pragmático con Moscú. Actuaría como un contrapeso a Washington y al mismo tiempo limitaría la influencia de Pekín en la región [30]. S. Ilhan se refiere a el Eurasiatismo. Esta corriente intelectual antigua apela a la unión de la estepa y el bosque, de los turcos y los eslavos. En el siglo XX, el historiador soviético Lev Gumilev había sintetizado estos datos en una obra fundamental, Etnogénesis y Biosfera. Una nueva política establecida en la encrucijada de dos civilizaciones continentales reconstituiria el imperio de Genghis Khan. En el cruce de las rutas energéticas, Turquía sería capaz de desempeñar un papel decisivo en el escenario mundial y ya no sería rehén del capricho de la talasocracia anglosajona. La corriente eurasiatista turca (Avrasyacilik) se divide en dos ramas. La primera en la órbita de Alexander Duguin defiende una fuerte alianza con Moscú (Dogu Perinçek). La segunda considera que sin excluir un acercamiento con Rusia o China, el centro de gravedad de la futura Eurasia sigue siendo el Turquestán (Umit Ozdag, Suat Ilhan).

Los círculos militares son muy receptivos a estas tesis. El ex Secretario General del Consejo Nacional de seguridad, general Tuncer Kilinç, ha defendido públicamente la idea de una salida de la OTAN y el abandono del proceso de adhesión a la Unión Europea para un acercamiento con Irán y Rusia [31].
Con el fin de la Unión Soviética, Turquía trató de reafirmar su papel como líder del mundo turquico del Egeo a China. Sin embargo, concede S. Ilhan, estas aspiraciones no se concretaron. En la década de 1990 se han perdido muchas oportunidades. Pero la esencia no está ahí. El Turan es más que un proyecto, es un sueño. Es el punto de referencia de un inconsciente colectivo en búsqueda de grandeza. Las palabras trazadas sobre las estelas del Orkhon quizás continúan susurrando al viento en la inmensidad de la estepa: ' Príncipes turcos, nación turca, oíd esto! Cómo la nación turca fue montada, cómo el imperio fue dirigido, yo lo he registrado aquí. Grabé en la piedra eterna todas estas palabras. Leed y aprended. Nación turca de hoy, príncipes turcos, vais a cometer de nuevo los errores... "[32].

NOTAS:
Tancrède Josseran es especialista en Turquía, autor de "El nuevo poder turco... adiós a Moustafa Kemal», París, ed. elipses, 2010. Dirige el Observatorio del mundo turco y de las relaciones euro-turcas para la Lettre Sentinel Analyses et Solutions.
[1] Suat Ilhan, Türk olmak zordur, (Es difícil ser Turco), Alfa, Istanbul, 2009.

[2] Ibid.p.610.
[3] Ibid.p.13-14.
[4] Idem.
[5] Ibid.p.610.
[6] Idem.
[7] Etienne Copeaux, Espace et temps de la nation turque, CNRS Editions, Paris 2000.
[8] Op.cit. (1).p.556.
[9] Ibid.p.16.
[10] Idem.
[11] Ibid.p.674-688.
[12] Ibid.p.673.
[13] Ibid.p.714.
[14] Ibid.p.693.
[15] Ibid.p.708.
[16] Ibid.p.726.
[17] Ibid.p.728.
[18] Ibid.p.727.
[19] Ibid.p.729.
[20] Ibid.p.605.
[21] Ibid.p.632.
[22] Ibid.p.556.
[23] Ibid.p.602.
[24] Ibid.p.18-19.
[25] Ibid.p.19-20.
[26] Ibid.p.20.
[27] Idem.
[28] Ibid.p.638.
[29] Ibid.p.640.
30] Ibid.p.641.
[31] Hürriyet, 8 de marzo de 2002, " AB disinda, rusya ve Iran’la yeni arayasi girilmeli ", (fuera de la UE, debe emprender un nuevo enfoque con la Rusia y el Irán).
[32] Op.cit.. (7) p.168.


Traducción a cargo de Desde Canarias hasta Vladivostok