jueves, 8 de noviembre de 2012

La Inquisición española real


Rodolfo Gil Benumeya, en su libro: (Marruecos Andaluz editado en Madrid en 1942) dice: 
“…desde la expulsión de los moriscos, en 1610 hasta el 1900, habían estado cortadas las comunicaciones. Con la única excepción de algún que otro viaje de embajador marroquí y, sobre todo, el curiosísimo del Ghassani (publicado por el instituto General Franco, de Tetuán), el Ghassani cuenta cómo en tiempos de Carlos II encontró aún Andalucía llena de gentes que recordaban su origen árabe. E incluso pueblos enteros, como el interesantísimo Andujar, cuyos habitantes eran descendientes de los Abecerrajes, sale Ghassani en defensa de la Inquisición, pues dice que se hizo para atajar los abusos de los judíos, y que sólo quemaba a judíos brujos y gentes por el estilo, todas peligrosas. Pero que no tenían, ni la inquisición ni la Iglesia, el menor prejuicio hacia el origen árabe de nadie, pues lo que estaba prohibido era el culto musulmán, no el origen. Al contrario, era de origen árabe toda la aristocracia del Sur, y estaban muy orgullosos de ello, pues el descender de árabe  era una cosa muy digna y respetada. Respecto a la conversión de estos andaluces al catolicismo, que era generalmente sincera, Al Ghassani lo deplora, pero sólo como accidente casual…”.



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